
-¿Es usted hombre o mujer?
Esta pregunta refleja una ansiosa obsesión occidental.
-¿Qué obsesión?
La de querer reducir la verdad del sexo a un binomio.
-¡Es que hay hombres y hay mujeres...!
Yo dedico mi vida a dinamitar ese binomio. ¡Afirmo la multiplicidad infinita del sexo!
Yo dedico mi vida a dinamitar ese binomio. ¡Afirmo la multiplicidad infinita del sexo!
-¿Le sorprendió la ley española de matrimonio homosexual?
España es medieval y nórdica a la vez. Pero reproduce la convención: yo preferiría abolir el modelo del matrimonio, ya obsoleto.
-De niña, en el colegio, ¿a usted le gustaban los niños o las niñas?
Nunca me sentí chica, pero tampoco chico. Tuve ligues con niñas, estaban más disponibles. Me gustaban los juegos de niños, eran más divertidos. A mí, la verdad, me gustaba todo: ¡esa avidez es lo que me caracteriza! Me tildaban de "marimacho", es el precio...
-Su sociedad le proponía una identidad.
La sociedad propone unos precipitados de identidad, cada individuo asume uno... y acabas pensando que eso eres tú. Y no.
La sociedad propone unos precipitados de identidad, cada individuo asume uno... y acabas pensando que eso eres tú. Y no.
-¿No? Entonces..., ¿qué soy yo?
Es una pregunta ociosa y viciosa: pregúntate mejor qué procesos te han llevado a pensar "yo soy esto".
"fragment de l'entrevista a Beatriz Preciado publicada a La Contra l'1 d'abril"
1 comentaris:
Què bonaaaaaaaaaaaaaaa!! M'encanta!!
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