via: Historias de la cienciaSer campeonas del mundo no es cualquier cosa, aunque la gente se empeñase en demostrarnos lo contrario. A nadie le importó nuestra anterior victoria mundialista en Viena. Sigue sin importarles. A veces me parece que en este país todos los días se ganan medallas, que es fácil conquistar los títulos, porque se olvidan rápido de las victorias. Y no me refiero al público en general, que al fin y al cabo, se entera de lo que los medios dan a conocer, sino a los mandatarios, los responsables deportivos que exprimen a sus atletas hasta que se quedan sin jugo para después desecharlos.
Siempre me habían marcado la pauta a seguir: hoy competimos aquí, viajamos allá, entrenamos acá. En cambio, nadie me advirtió que después estaría sola. Años de entrenamiento psicológico para ser la mejor, la más fuerte, la campeona y ni medio minuto de asesoramiento para enfrentarme al mundo real, para enfocar mis estudios, para buscar una profesión. Ni una sola palabra de ayuda ni un consejo para afrontar el día después.
Lágrimas por una medalla
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meritxellmatas
on dijous, 16 de juliol del 2009
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literatura
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